15 enero 2011

Tlaltecuhtli, una diosa dual


Si visitan el museo del Templo Mayor en la Ciudad de México, podrán apreciar al dios/diosa Tlaltecuhtli en su característica femenina, hallado el 2 de octubre de 2006. Es un monolito de piedra volcánica de 4 por 3.50 metros, con un espesor de 40 centímetros y un peso aproximado de 12 toneladas. 



En esta representación, aparece como señora de la tierra, con grandes garras en vez de manos y pies, cuerpo humano, cabello rizado, dos círculos en las mejillas y la boca abierta para sorber un flujo de sangre.

Me recuerda a las imágenes del “gorgoneion”, amuleto apotropaico que inducía horror al mostrar la cabeza de la gorgona, con cabello rizado (una supuesta característica de las deidades del inframundo), y una  lengua de fuera escurriendo sangre (lo que le daba la apariencia de tener barba).



El mito cuenta que Tlaltecuhtli era un monstruo marino ancestral, que personificaba el caos precedente a la creación; Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, convertidos en serpientes, la dividieron a la mitad, Usando una mitad para crear el cielo y otra para crear la Tierra, por lo que en un principio, era madre de todas las criaturas: las plantas, los animales, los seres humanos, del Sol y de la Luna. Pero al final de los tiempos, en el momento de la muerte, ella misma devorará a sus hijos; por lo que se le representa también como reptil listo para abrir sus fauces y engullir a sus hijos, pues reclama sangre humana. Es decir, también se le conoce como el “monstruo de la tierra”.


  Esta es la imagen que se encuentra en la base de la Coatlicue. Es Tlaltecuhtli en su característica masculina o como monstruo de la tierra.

Todas las deidades que son advocaciones de la madre tierra, como Tlaltecuhtli, Coyolxauhqui o Tonantzin, son representadas como mujeres  con aspectos monstruosos. Son muy veneradas, pero también muy temidas. La dualidad de las religiones mesoamericanas se funden en una sola divinidad: el bien y el mal, la creación y la destrucción, lo femenino y lo masculino, el mar y la tierra, la veneración y el temor.

Es muy interesante ver cómo otras culturas presentan algunos rasgos semejantes en sus deidades primigenias. Tal es el caso de Tiamat, diosa/monstruo marino primitivo, cuyo nombre significa vida y madre. Es un monstruo hembra, maléfico de la mitología babilónica.

Tlaltecuhtli es una deidad dual (dios-diosa) mexica paridora y devoradora de los seres humanos, A pesar de que su nombre es un pronombre masculino náhuatl, muchas de las representaciones de Tlaltecuhtli la muestran con características femeninas y en posición de parto.

No se pierdan la oportunidad de contemplar esta pieza magnífica que sintetiza gran parte de nuestra cultura.
(artículo redactado para la diosa favorita de Marcela)






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